El FMI apunta a la banca argentina

Diario Perfil

El economista de la semana

Por Zenón A. Biagosch / Fides NET

15/02/13 – 11:30

Con independencia y en forma previa a la declaración de censura realizada a nuestro país en relación con las estadísticas oficiales, el pasado 13 de enero el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que durante 2013 incluirá a 16 países, en acuerdo con los mismos, dentro de su programa denominado FSAP (Financial Sector Assessment Program) o Programa de Evaluación del Sector Financiero.

Este programa establecido en el año 1999 e implementado en forma conjunta con el Banco Mundial tiene por objeto detectar las fortalezas y debilidades de los sistemas financieros y reducir las posibilidades de crisis para promover la estabilidad y el crecimiento financiero nacional e internacional. Abarca no sólo a la banca, sino también a los mercados de valores, asegurador y cambiario.

El FSAP debe ir acompañado de una evaluación sobre las políticas de prevención del lavado de dinero y del financiamiento del terrorismo (AML/CFT), la cual deberá ser realizada durante 18 meses anteriores o posteriores a la realización del FSAP. Cuestión que deberá ser ponderada en función de nuestra situación frente al GAFI.

El programa es complementario al mecanismo de supervisión establecido en el Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI el cual tiene por objeto establecer un mecanismo de vigilancia sobre los objetivos planteados en dicho articulado: “colaborar a un crecimiento econo?mico sólido y con el objetivo primordial de fomentar de modo constante las condiciones fundamentales y ordenadas necesarias para la estabilidad econo?mica y financiera estableciendo regi?menes de cambios ordenados y promoviendo un sistema estable de tipos de cambio”.

Dentro de los 16 países incorporados en el programa del presente año se encuentra la Argentina. Asimismo incluye a Vietnam, Bélgica, Italia, Austria, Polonia, Singapur, Corea, Canadá, República Democrática del Congo, Barbados, Hong Kong, Kirguistán, Suiza, Emiratos Arabes y Guatemala.

La heterogeneidad en la selección apunta a determinar también el riesgo derivado de las relaciones financieras institucionales, con independencia de las características de las jurisdicciones donde operen los diferentes actores.

Situación. El último FSAP realizado a nuestro país en el año 2001 tuvo que ser suspendido debido a la grave crisis suscitada aquí por aquel entonces, siendo que la última evaluación correspondiente al mencionado Artículo IV fue realizada en mayo de 2005.

Cabe destacar que la realidad que se encontrarán los evaluadores que arribarán a nuestro país próximamente dista mucho de la de nuestro sistema financiero en el año 2001 ya que, en estos años, logró una importante recuperación en sus indicadores más relevantes de resultas de una correcta aplicación de políticas públicas y de importantes esfuerzos tanto de nuestra sociedad, que poco a poco fue recuperando la confianza, cuanto de muchos empresarios que apostaron en nuestro país.

Todas las variables relacionadas con la solvencia, liquidez y funcionamiento del sistema muestran significativas mejoras que, incluso, permitieron recientemente atraer importantes inversiones extranjeras para el sector.

Esa confianza internacional también se refleja en la reciente designación como presidente de Felaban (Federación Latinoamericana de Bancos) al representante argentino ante dicha federación, hoy bajo la responsabilidad del titular de Adeba. Cabe destacar que dicho ámbito constituye el de mayor referencia de la banca regional.

Principales desafíos. Sin mengua de esa situación de bonanza, nuestro sistema financiero aún debe afrontar importantes desafíos para llegar a ser una herramienta central del desarrollo económico y superar la disociación histórica entre banca y sociedad que persiste entre nosotros por diversas causas.

Entre esos desafíos podríamos remarcar los siguientes:

 •Lograr un aumento de la bancarización y penetración territorial que nos permita ofrecer más y mejores servicios financieros a nuestra población, mejorando así, por ejemplo, los estancados ratios de los niveles de créditos y depósitos sobre PBI o el porcentaje de dicha población que realiza transacciones a través del sistema formal.
•Transformar la banca en una verdadera herramienta de ahorro de nuestra sociedad y aumentar el escueto ratio de plazos fijos sobre PBI, también estancado hace largo tiempo. Un incentivo importante para alcanzar ese objetivo sería la existencia de tasas de interés reales positivas, lo que ayudaría también a ahuyentar el “karma” de la denominada “fuga de capitales”.
•Construir un mercado de capitales que permita generar instrumentos para ofrecer el tan preciado crédito de largo plazo a tasas de interés razonables y en moneda local, que le otorguen competitividad a nuestra estructura de producción y oferta de bienes y servicios.
•Mantener un único mercado cambiario previsible que sirva como vehículo para generar mayores expectativas de ahorro en moneda local que a la formación de activos en moneda extranjera y brinde el soporte necesario a nuestros sectores exportador e importador.
•Sostener un mercado asegurador lo suficientemente capitalizado para garantizar todos los eslabones de nuestra estructura productiva así como sus mecanismos de financiamiento.

Estos tiempos de aguas tranquilas nos debieran permitir pensar con una mirada estratégica y de largo plazo, a fin de adoptar una política que finalmente permita transformar a todo nuestro sistema financiero en una herramienta central para el desarrollo nacional.
Asimismo, el camino iniciado post crisis de 2001 debiera también ser un ejemplo para aquellos países del mundo desarrollado que hoy atraviesan situaciones traumáticas y para los organismos multilaterales encargados de su vigilancia.

Los componentes del FSAP.

 •Evaluación de la estabilidad del sistema financiero, incluidos los factores macroeconómicos que podrían afectar el desempeño del sistema, y las condiciones del sistema que podrían afectar a la macroeconomía.
•Evaluación del grado en que se observan las normas, los códigos y las buenas prácticas financieras pertinentes.
•Evaluación de las necesidades de desarrollo y reforma del sector financiero y recomendación de planes para hacer frente a situaciones imprevistas.
•Evaluación acerca de la supervisión que ejercen las autoridades nacionales sobre las instituciones y los mercados financieros para reducir el riesgo excesivo, mejorar la gestión del riesgo de estas instituciones y promover una acertada intermediación de flujos financieros.
•Recomendación acerca de políticas macroeconómicas, como las políticas monetarias y fiscales, con objeto de crear un entorno macroeconómico más estable y, por ende, más propicio a la estabilidad del sector financiero.