COLUMNA DE OPINION
Por Zenón A. Biagosch | El autor asegura que el narcotráfico y su poder desestabilizador es el principal desafío del actual gobierno. Sugiere adoptar una mirada integral de esa compleja problemática que incorpore al menos tres grandes componentes: control de la demanda, control de la oferta y control de la economía del delito. Para ello, se debe atender a todas las fases de esta cadena de negocios, incluyendo instancias tales como la prevención; asistencia; control de la producción; control y represión del tráfico, oferta y distribución de estupefacientes; y prevención y control del lavado de dinero. | 2/02/2016
Ya hace tiempo venimos insistiendo que el narcotráfico y su poder desestabilizador, basado en su capacidad económica y su despliegue cuasi imperialista y colonizador, sería el principal desafío del gobierno entrante.
Ni siquiera esperaron que terminara la fiesta de asunción para demostrarlo. Lograron que el dólar futuro, el cepo cambiario, el nombramiento de magistrados de la Corte y otros temas casi desaparecieran de la noche a la mañana de los medios de comunicación. Incluso se llegó a que, a pocos días de asumir, la ministro de Seguridad tuviera que poner su renuncia a disposición del presidente.
Lo relevante del insólito episodio de la triple fuga es que mostró a Mauricio Macri que la adversidad no es solo externa, sino más bien interna. Algo así como, durmiendo con el enemigo.
En un país normal todos se hubiesen preguntado quién hackeo el tweet del presidente en el que hizo los anuncios de las capturas. Aquí lo que sucedió fue que el enemigo interno hackeo el flujo de información capaz de llevar a un presidente a incurrir en un equívoco semejante. Eso se llama, poder real.
En ese entorno el gobierno decidió declarar por decreto la “emergencia de seguridad pública”, por el lapso de un año, en la totalidad del territorio nacional, con el objeto de revertir la situación de peligro colectivo creada por el delito complejo y el crimen organizado demostrando que está decidido a palear, entre otros, este tipo de hechos. En tal sentido recomendamos prudencia a no caer en la tentación de creer que adoptar políticas espasmódicas son la solución a todos nuestros males.
También sabemos y creemos que voluntad política y ciudadana es lo que sobra. De hecho las capturas se lograron con la participación de tranquilos habitantes de una localidad que pasó a ser atracción turística.
Ahora bien, solo con voluntad no alcanza. También se requiere de conocimientos y recursos. Y, sobre todo, que se adopte una mirada integral de esa compleja problemática conducente a formular políticas sobre el mismo tema desde diferentes visiones que incorporen al menos tres grandes componentes: control de la demanda, control de la oferta y control de la economía del delito. Esto más allá de las herramientas institucionales que se decida utilizar.
Reiteramos que el ideal es poder atender a todas las fases de esta vil cadena de negocios incluyendo, al menos, las siguientes instancias:
– Prevención: que evite que comiencen a consumir los que nunca lo hicieron y que los consumidores no adictos no agraven su problema. Esto requiere de un esfuerzo del sistema educativo que incluya la plena implementación de la Ley 26.586, que establece el Programa Nacional de Educación y Prevención de Adicciones.
– Asistencia: para intentar rehabilitar y reinsertar al droga-dependiente a través del apoyo efectivo y la ampliación del acceso a centros destinados a ello en el sistema de salud público, social y privado.
– Control de la producción, que incluya el adecuado seguimiento de los productos que se requieren para la elaboración de las drogas, en especial las psicoactivas, conocidos como precursores químicos, que son a su vez de uso cotidiano en muchas actividades legales.
– Control y represión del tráfico, oferta y distribución de estupefacientes mediante una fuerte coordinación de las fuerzas de seguridad, del Ministerio Público Fiscal y de los organismos judiciales, lo que implica también alcanzar una sintonía fina entre las fuerzas nacionales y provinciales.
– Prevención y control del lavado de dinero impidiendo que este tipo de organizaciones puedan utilizar los réditos económicos obtenidos, lo que demanda una política integral con participación del sector privado y de los estados provinciales, para generar un ambiente de control en nuestra economía que aumente el costo y el riesgo para quienes pretendan concretar operaciones de blanqueo en nuestra jurisdicción.
Esta política incluso podría ir acompañada del soporte y asistencia de países extranjeros que padecen o han padecido este fenómeno como así por organismos multilaterales con experiencia para asistirnos técnicamente.
Sin aplicar una estrategia que aborde estos aspectos en forma sinérgica y convergente, la droga-dependencia y la desnutrición infantil – endemias en las que tiene fuerte incidencia la pobreza – seguirán destruyendo la materia gris de nuestros niños, adolescentes y jóvenes en una escalada que sólo se podrá detener y revertir mediante una política seria y persistente que comprenda el accionar de una comunidad organizada.
Las malas experiencias a veces también dejan buenas enseñanzas. Quizás este prematuro mensaje que el narcotráfico dio a toda la sociedad argentina, sea un llamador positivo para entender finalmente que ese es realmente el gran desafío, al cual debemos asignarle los recursos y expertise necesarios. De lo contrario seguiremos creyendo que vivimos en una Democracia, mientras el narcotráfico con su poder económico va construyendo su propia Narcocracia.
Zenón A. Biagosch
Socio de FIDESnet